Carros de foc (y niebla)

Vuelvo la vista atrás...a tan solo 4 días y me resulta imposible pensar que hubo momentos en Carros de Foc que lo pasé realmente mal, muy mal.

La memoria es selectiva con lo negativo y por ello, en mi opinión, de lo más inteligente. Quedarse con lo que a uno le ha hecho feliz, es siempre ganar. No hemos conseguido ganar a Carros de Foc, pero sí hemos ganado en felicidad. Hoy, podemos contarlo.

Los pronósticos fueron agobiándonos toda la semana. Por los pirineos iba a llover, si o si.

El inicio del recorrido nos dejó claro que a veces los pronósticos son erróneos, pero a veces no...¡¡¡qué manera de llover!!!...Menos mal que rebosábamos motivación e ilusión, porque empezar así y sabiendo lo que nos quedaba, era de lo más desalentador.

El tramo de Mallafré a Amitges, a pesar de la lluvia, fue agradable. Reímos de mi inutilidad (en los primeros 100metros de recorrido, ya me equivoqué), saltamos piedras que no hacía falta saltar y empezamos a disfrutar de los primeros paisajes espectaculares del pirineo, que nos iban a acompañar todo el fin de semana.

De Amitges a Saboredo, como conocía el recorrido del verano pasado, me dejó alucinada el tener que pasar ya por tramos complicados y peligrosos para llegar al Port de la Ratera (la nieve lo tapaba todo y debías pasar por ella intentando no resbalar y caer al infinito)...pero, la verdad es que ni por un solo momento me paré a pensar en cómo estaría lo difícil si lo fácil había pasado ya a ser complicado.

La bajada hasta Saboredo, con aquellas pendientes (no excesivamente pronunciadas) y llenísimas de nieve, nos hicieron reir de lo lindo. Sólo nos faltaba un plástico para disfrutarlas más si cabía. En cuestión de una hora, el sol volvía a relucir. En cuestión de otra hora, la niebla se adueñó hasta de nuestras respiraciones.

De Saboredo a Colomers, ya fue poniéndose la cosa más seria. La subida hasta el port de Sendrina se nos atragantó. La niebla nos iba dificultando cada vez más la visibilidad, no encontrábamos el camino correcto e íbamos montaña a través...y cuando ya lo conseguimos, las pendientes de nieve nos hicieron pasar los primeros momentos realmente acojonantes.

Aquí fue cuando empecé a darme cuenta de que si ese tramo hasta Ventosa, era la parte fácil de Carros de foc...y estaba así de jodido, lo íbamos a pasar muy mal.

Pensarlo y vivirlo fue todo uno.

"tendremos que ponernos los pseudo-crampones ya, que esto resbala del copón y con estas pendientes, vamos a ir a parar al núcleo de la tierra" (pseudo-crampones: dícese de unos plásticos con mini-bolitas, que se ponen en la suela de las zapas y que ilúsamente pensamos podrían substituir a los crampones de verdad...¡¡¡todo por no llevar peso!!!...¡¡¡atolondraos!!!).

A pesar de todo, con ellos fuimos subiendo hasta la cima del Sendrosa...no sin llevarnos el susto de nuestra vida (mentira, de la tarde...que el de nuestra vida, estaba por venir).

Todo lo que nos rodeaba era niebla espesa...estabamos a unos 2600metros, teníamos que llegar arriba y empezar la bajada y de repente, le digo a Miguel:

"hostias!!!...eso de ahí es una pared de hielo, no???".

"que va!", me dice...yo creo que es el cielo!!".

Y un huevo de pascua!!!...menudo paredón atravesaba la cima de un lado al otro!!. Impresionante (y acojonante, es poco decir)!!!...En ese momento ya pensé que nos sería imposible seguir...¿como leches íbamos a pasar al otro lado???...

Miguel cruzó cual Ruth Beitia...y a base de estiramientos de brazo tipo inspector gatget, me ayudó a pasar al otro lado. Entre el miedo vivido para llegar y lo jodido que fue terminar de coronar la cima, también creímos (ilúsamente otra vez), que habíamos pasado el momento más feliz del recorrido.

En la bajada hasta Colomers, fuimos entusiasmados...sin parar de hablar por los codos de la alegría de haberlo conseguido. No nos quedaba agua y arreamos a toda pastilla para allá, con la intención de tomar una cervecita antes de continuar hasta Restanca (donde se suponía que pararíamos a dormir).

La cara de Miguel al escuchar a la chica del refugio de Colomers decirnos, que aún tardaríamos unas 3h30 en llegar a Restanca, fue de película. Se jodió la cerveza!! eran ya las 7.15 de la tarde y nos quedaba la subida al port de Caldes, no podíamos retrasarnos más.

En estos momentos, os prometo que intento recordar para escribir todo lo que sucedió en las 2 horas y pico siguientes y me vienen imágenes como flashes, pero sin claridad. Me entra miedo de nuevo. Es una sensación complicada de explicar.

Se oían truenos de tormenta sobre nuestras cabezas, si Miguel se separaba más de 5 metros de mi, no le veía ya por la niebla, era imposible encontrar los hitos del camino, las pendientes del 40% con nieve nos hacían caer y resbalar una y otra vez, dándonos una de las veces incluso, contra las piedras. Se hacía de noche a la carrera. Nos perdimos y sin rumbo acabamos subiendo a dos picos (Ribereta y Cap deth Port de Caldes) que ni formaban parte del recorrido. Cada vez teníamos más frío e íbamos más empapados. Llegó un momento en que todo a nuestro alrededor eran picos y aceptar que la única solución era volver a bajar por donde habíamos subido, fue una de esas decisiones en las que piensas..."dios!!!...esto no lo cuento ya!"...

"tengo mucho miedo" era lo único que me salía decir. Veía aquellos abismos a mi alrededor y quería soñar que no estaba allí. Me late el corazón a mil al recordar todo esto...¡¡¡joder...qué mal lo pasamos!!!.

No sé si porque la suerte estaba de nuestra parte (según el libro "el secreto", como le iba diciendo yo a Miguel todo el rato) o porque no nos había llegado aún la hora, pero por arte de magia conseguimos bajar y encontrar el camino de vuelta a Colomers. Ahí decidimos que como aventura, ya lo habíamos tenido bien y como entrene para la transalpine, más todavía.

Así fue como nuestra ruta de vuelta al inicio, Mallafré, la inventamos en plan alternativo (como la mayoría de los caminos que recorrimos) y por ello, disfrutásemos de un 2º día de montaña muchísimo más agradable, divertido y además, soleado.

No sé como definir realmente esta aventura, pero puedo asegurar, que Miguel ha sido un gran compañero y que a pesar de los malos momentos, gracias a él, sólo guardaré en mi memoria la diversión, las charlas y ¡¡¡¡sus puñeteras pizzas!!!!!!!!!! que tanto nos han hecho reir...

(¿en qué cabeza cabe, llevar pizzas como avituallamiento, para todo un recorrido de montaña???...ná menos que 11!!!).

Gracias por las pizzas, por tu tranquilidad, por tu buena vista con las señales, por el buen rollo y por vivirlo de esa manera. Miguelito, te quiero mucho.

Ps1: no sé bien los números, que el forerunner lo llevaba Miguel, pero da igual...unas 15 horas de entrene por el pirineo, con más de 6000metros de desnivel acumulado seguro, nos ha hecho sentir capaces de tocar la luna el día que nos lo propongamos.

Ps2: jamás había abandonado ninguna prueba hasta hoy, pero os puedo asegurar, que jamás pensé tampoco que podría alegrarme tanto de hacerlo.

Ps3: Trail à porter, es el nombre de nuestro equipo para la transalpine. Tenemos web y todo, como los más pro. Espero que os paséis a visitarla y os guste mucho.