Tan solo 69

Ayer en imágenes. Tras la celebración, fuimos a casa de mi sister, dónde mi preciosa sobri nos dió un recital maravilloso con el violoncello. Luna también lo pasó en grande, que los gaiteiros dejaron que tocara la pandereta y el tambor (que se le da de vicio).
Ayer fue el 69 cumpleaños de mi papi. Un día tremendamente especial. A parte de cumplir un año más y de disfrutar de la familia en una gran comilona, mi hermana y yo le teníamos preparada una bonita sorpresa. A la hora del postre, apareció un grupo de gaiteiros tocando muñeiras, que nos hicieron bailar, abrazarnos mucho, pero sobre todo, llorar de emoción a todos...y en especial, como no, a mi padre (que es de entre los sensibles, el rey...a parte de ser más gallego que el "carallo").

Os he hablado de él muchas veces. Sabéis de sobra que sufro de papitis aguda...pero os aseguro que no es para menos. Hablaba con mi amiga Cris este finde sobre él y ella que le conoce desde hace muchos años, me decía que su alegría, bondad y amor, son incomparables. Y es cierto. No sé cuantas veces nos dijo ayer lo mucho que nos quería, a cuanta gente por el restaurante le fue diciendo que tenía las mejores hijas del mundo, ni cuantos amigos/familiares le llamaron por teléfono para felicitarle. Realmente es que lo merece todo.

Mi papi tiene una grave enfermedad, pero no está malito. No lo está porque en su ilusión por la vida no hay cabida para tristezas. Siempre se queda con el lado positivo de lo que le dicen los médicos. Lo negativo, ni lo escucha. Este mes de Marzo está siendo particularmente especial para él, porque a parte de su cumpleaños (que lo disfruta siempre como un niño pequeño), ha pasado un finde de enamorados con mi mami en un spa y para fallas viene a visitarle su hermano pequeño y su sobrina desde Francia, a los que también quiere con locura. Y eso es lo que más grande como persona le hace...esa ilusión por todo lo que le sucede y lo que vive, incluso con su edad.

Con su edad no quiero decir que sea mayor, de hecho es bastante más joven que muchos que conozco con poco más de 30. Uno no es mayor cuando está disponible siempre para cualquier propuesta que le haga compartir y vivir con los demás. Tampoco lo es cuando ir a tomar algo, viajar, pasear o caminar por la montaña, le llena el espíritu y el alma a cualquier hora de cualquier día. Y menos aún, cuando hablando del amor por su mujer después de 43 años juntos, le brillan los ojos como a un adolescente.

Siempre lo he dicho y nunca me cansaré de repetirlo, yo, de mayor (sólo en edad), quiero ser como mi padre.

Te quiero de aquí al infinito y volver, papi.

Felicidades y con toda la fuerza que te caracteriza, a por los 70.